¿Escape, evasión o encuentro?

Al ver la realidad de hoy, como profesora de música y docente universitaria formando a futuros profesores, me he dado cuenta junto con mis colegas de la brecha que existe entre lo que se espera de un crecimiento sano y armónico emocionalmente para lograr un mejor aprendizaje, y lo que realmente se observa en las realidades familiares de nuestros alumnos.

Si bien Internet es fascinante y nos llena de estímulos y de oportunidades, siendo por tanto un excelente medio para aprender, nos encontramos lamentablemente con un consecuencia:  las personas comparten menos en forma presencial y se aíslan más.

Muchas veces Internet es la excusa para escaparse, evadirse y divertirse creando adicción en adultos y niños. Sin embargo, lo más grave es que no solo no ayuda a generar mayores conexiones sinápticas para desarrollar la inteligencia,  sino que además priva a los niños de tiempo de relacionarse y desarrollarse emocionalmente junto a los seres queridos y amigos. Esto a su vez genera mayores problemas de concentración a la hora de emprender una tarea con constancia, sobre todo por la falta de conocimiento de sí mismo, ya que surgen problemas de autoestima y de relaciones interpersonales conflictivas por falta de afecto real y presencial.

El problema no es la tecnología, sino más bien el poco tiempo que se destina para el principal proyecto de vida que  justifica a la familia: «educar a nuestros hijos en valores humanos y amor» para que sean plenos, sanos y felices.